El músico se lanza al abismo y realiza un concierto desde el vacío, entregado a la inspiración del momento.
La audiencia puede atestiguar al pianista creando desde el momento, buscando y recibiendo la inspiración.
Cada concierto es único e irrepetible, un caminar sobre una cuerda que mantiene al público en el asombro y la presencia.
Una experiencia diferente que trasciende lo meramente musical.